PEDROSO: ENTRE LA HISTORIA Y LA LEYENDA

Siempre que queremos contar la historia de un pueblo, las leyendas y tradiciones se mezclan tanto, que a veces nos es imposible saber dónde comienza una y acaba la otra. Y nos vemos obligados a separar la fantasía de la realidad.

¿Cuándo comienza la historia de un pueblo?. Muchos historiadores están de acuerdo que con el primer asentamiento de unas gentes en un lugar determinado. Pero a veces esto no es fácil de determinar. Sobre todo cuando no se encuentran restos arqueológicos, que confirmen su presencia.

¿Quiénes fueron los primeros pobladores de Pedroso? ¿Cuándo ocurrió esto?

En 1786, un presbítero, nacido en Pedroso y de nombre D. Juan Matías de Herce Anguiano, escribe una historia de la Villa de Pedroso, titulada "Noticia y Compendio Histórico de la muy ilustre villa de Pedroso". En ella podemos leer lo siguiente:

"Cuando el patriarca Túbal, nieto de Noé, vino con sus gentes a poblar España en el año 2.800 de la creación del mundo, llegó a las tierras de Cataluña, entróse por el Ebro arriba y llegó a un sitio media legua de Logroño, donde saltaron a tierra con ánimo de poblar en lo montañoso; en cuyo sitio fundaron una población que nominaron Barea y a un río que despeñándose de aquella montaña, hoy Cameros, entra en aquel sitio en el Ebro, llamaron Bero, a cuyo río dieron los romanos el nombre de Irigua... Por este río arriba y en sus montañas por uno y otro lado, poblaron Túbal y sus gentes y de aquí se puede deducir, sin violencia, la fundación de esta antiquísima villa... Aunque hoy niegan los eruditos la venida de Túbal a España y por consiguiente las poblaciones que se le atribuyen... el Doctor Texada, en la vida de Santo Domingo de la Calzada, asienta lo contrario para fundar el origen de Pedroso y ha deducido que Túbal fue su fundador y de toda su serranía... por lo que resulta que la población de Pedroso, en defecto de Túbal, asciende a 1.215 años".

Esta bonita leyenda es eso, una bonita leyenda sin ningún fundamento histórico. Sólo sabemos que Pedroso ya existía como pueblo antes del año 1.000. El primer documento donde aparece el nombre de Pedroso es de mediados del siglo XI.

Es posible que pudiera haber algún núcleo de población anterior al siglo X ya que se encuentra muy cerca del río Najerilla, en cuyos términos cercanos a Pedroso se asentaron poblaciones celtibéricas y más adelante romanas y árabes.

¿Cómo serían lo pobladores del Pedroso medieval?. Pues gentes que habían vivido dispersas y huidas por las montañas después de la conquista de la Rioja por los árabes.

Con la posterior reconquista del valle del Najerilla por los reyes navarros, comienza la repoblación de estas zonas vacías. Vienen gentes que vuelven a organizar su vida, a roturar tierras, a buscar pastos para los ganados y a construir viviendas estables.

¿De dónde viene el nombre de Pedroso? Volvamos a echar mano de otra leyenda que nos cuenta el presbítero Juan Matías de Herce:

"Es común tradición que un valeroso e invicto cántabro se retiró con su familia a este fragoso territorio donde se dio al cultivo de alguna tierra para su manutención y dicen que fue por el año 574, y como un oso a sus sembrados hiciese grave daño, salió a perseguirle muy esforzado y con tal denuedo que logró su intento, matándole y como el cántabro se llamase Pedro, empezaron en los pueblos comarcanos a llamarle Pedro el del oso y de ahí se llamó Pedroso"

En los documentos más antiguos aparece siempre el nombre de Petroso o Petrosa, término latino que significa pedregoso o peñascoso, pues recoge las características del terreno.

Seguramente nuestros antepasados, cuando llegaron a este lugar y vieron las peñas que sobresalían y las piedras que abundan por todo su término, no encontraron mejor nombre para bautizarlo.

Los primeros documentos de la historia de Pedroso, hacen referencia a la fundación del Monasterio de Santa María de Nájera. En ellos, la reina Estefanía, mujer del rey D. García, el de Nájera, dona a este monasterio diversas viñas y tierras, entre ellas algunas "en castiello de Petroso" y otras "in campo de Petrosa".

La reina Estefanía debió tener bastante apego por Pedroso ya que cuando el rey, su marido, estaba en la guerra y posteriormente a su muerte, residió largas temporadas en una casona junto al río de nuestro pueblo.

En todos los documentos de los siglos XI y XII aparece con el nombre de Petroso. Es a partir del siglo XIII cuando ya recibe el nombre actual de Pedroso.

Pedroso puede considerarse desde su aparición en la Edad Media como una villa realenga, que perteneció a los reyes de Navarra asentados en Nájera y posteriormente a los de Castilla. Era gobernada por su representante o tenente que vivía en el castillo de Tobía.

Sin embargo la gran vitalidad de los monasterios riojanos y su protección real hace que muchos pueblos pasen a pertenecer a ellos. Y Pedroso pasó a depender del Monasterio de San María la Real de Nájera merced a una donación que de él hizo el rey Alfonso VIII de Castilla según un documento fechado en Cubillas en Enero de 1169:

"Yo Alfonso, rey por la gracia de Dios, dono y concedo a Santa María de Nájera y a ti Raimundo, prior de dicha iglesia y a todos tus sucesores... la villa que se llama Petroso, que está situada entre las villas, por una parte, la que se dice Anguiano, por otra parte Villanueva y por la otra Ledesma... con todos sus términos, tierras, montes, valles, con los terrenos cultivados y no cultivados, con los ingresos y deudas y con todas sus pertenencias que heredarán a perpetuidad. Si alguien está inclinado a enajenar esta donación mía tenga la maldición de Dios y la excomunión y como Judas traidor sea condenado al infierno y pague además al representante real 1.000 libras de oro purisimo, y esta donación mía pase firme e inquebrantable a aquel monasterio en perpetuidad..."

Es en esta época medieval cuando Pedroso va conformando sus términos. El primer documento donde se describe perfectamente los términos de Pedroso está otorgado en Nájera por el rey Alfonso VIII en el año 1.170. En este documento da y confirma los términos de la villa de Pedroso a favor del monasterio de Santa María de Nájera y al concejo de Pedroso:

"Yo Alfonso rey por la gracia de Dios... doy y concedo a Dios y al monasterio de Santa María de Nájera y a vos Umberto, prior del mismo... y a vuestros sucesores y a todo el concejo de Petroso en el presente y en el futuro ... todos los términos que la dicha villa tenía desde antiguo y los que ahora determino, o sea, desde el río de Ledesma tal como se sube el camino de Nájera... ...y por el valle abajo hasta el río de Ledesma... Y mando que nadie, excepto los de Pedroso, ose obtener beneficio alguno trabajando o del monte.. y si alguien infringe mi mandato pagará una multa de 1.000 maravedís... y retendrá una mitad para uso del rey y dará la otra al monasterio..."

Pero pronto empezaron los conflictos con los vecinos, sobre todo con los de Anguiano, por causa de los términos y el comunero. Los dos pueblos debieron tener problemas por la delimitación de los respectivos términos.

Parece ser que para el año 1.202 ya estaba formado el término comunero. Un documento fechado ese año en Burgos y dado otra vez por Alfonso VIII dice lo siguiente:

"Por el este escrito para que lo sepan los presentes y los venideros... yo Alfonso, rey de Castilla y de Toledo por la gracia de Dios... firmo y al mismo tiempo confirmo a vosotros, concejo de Pedroso, para el presente y el futuro aquellos términos por los lugares comunes que por una lucha que hubo y ganó un hijo de esta villa al representante de Anguiano, Matute, Villanueva y Tobía..."

Desconocemos en qué consistió exactamente dicha pelea o luchada. Sin embargo hemos oído a algún antepasado nuestro de que cuando se hacía el amojonamiento, muchachos de ambas villas "se peleaban" en los distintos mojones para recordar en dónde se colocaban. Este hecho está confirmado en varios documentos de la Edad Moderna.

La posesión de nuestro pueblo, a pesar de los documentos y de su confirmación por los reyes castellanos, planteará al monasterio najerense diversos conflictos en el último tercio del siglo XIV: varios señores feudales lo ocupan por la fuerza. Incluso el monasterio de Valvanera compra ilegalmente medio pueblo.

El monasterio intenta recobrar la posesión de Pedroso, que ya le suponía buenas rentas, sobre todo en épocas de escasez como esta. Terminan estos conflictos cuando gana el pleito que le enfrentaba a Valvanera en 1.394. Con ello el monasterio najerense recobra y completa nuevamente su propiedad sobre la villa de Pedroso.

En la Edad Moderna, el concejo de Pedroso, debido a la importancia que va adquiriendo la villa, quiere independizarse del Monasterio de Santa María de Nájera. Para ello interpone un pleito en la Real Chancillería de Valladolid. Y llegan a un acuerdo mediante el cual Pedroso seguirá perteneciendo al monasterio pero se compromete a pagar anualmente al mismo 9 ducados de moneda de vellón y un banquete al abad del monasterio. Igualmente se compromete a que el merino que nombre la villa baje al monasterio a jurar su cargo. Por su parte el monasterio cede el resto de los derechos que poseía en la villa.

Pasa el tiempo. En 1699 el monasterio traspasa y cede todos sus derechos a cambio de 3.000 ducados de vellón, por una sola vez que debe pagar la villa de Pedroso. Este acuerdo es ratificado por las dos partes el año 1700. Pedroso pasa a ser nuevamente villa de dominio realengo.

No cabe duda que Pedroso en el pasado fue un pueblo importante y codiciado, adquirida desde finales de la Edad Media como lo señalan los hechos de que el monasterio najerense no quisiera desprenderse de él, la cantidad de buenos edificios civiles y eclesiásticos que se construyeron durante la Edad Moderna, los innumerables hijos célebres que dio el pueblo y el número de habitantes que alcanzó en esta época, unos 1350.

Esta importancia la fue adquiriendo a medida que supo transformar la lana que obtenía de sus ovejas y de las de los pueblos vecinos. Así la actividad económica más importante del pueblo desde finales de la Edad Media fue el hilado y tejido de paños, bayetas y tela de lana basta (todo el proceso se realizaba en Pedroso: lavado de lanas, cardado, hilado, tintado, bataneo, tundido y perchado) y que exportaba a su comarca e incluso abastecía a las tropas reales como lo demuestran varios documento. Así uno fechado en 1711 da cuenta de un contrato en que los vecinos de Pedroso se comprometen a abastecer a las tropas de su majestad con 18.000 varas de paño blanco y azul turquesa, llevarlas y depositarlas en los almacenes reales al precio que se estipule.

Su población fue creciendo hasta alcanzar su máximo durante el siglo XVIII, que según el catastro del Marqués de la Ensenada (1751) contaría con unos 1350 habitantes. Las otras actividades económicas serían la agricultura, la ganadería, la arriería y el comercio. Con la llegada de la Edad Contemporánea, desde principios del siglo XIX, su población fue disminuyendo a la par que lo hace el hilado de paños, aunque aún a mediados de ese siglo podemos encontrar unos 1150 habitantes.

Es a partir de mediados del XIX cuando su industria textil desaparece por completo teniéndose que buscar otras actividades, aparte de las tradicionales de la agricultura y la ganadería, como las derivadas del monte: carboneros y cisqueros, de la madera: fabricación de bastones, camas, sillas, mesas y lavabos de madera y la chacinería (son famosos sus salazones y embutidos del ganado de cerda engordado con bellota en esta época). La desaparición de estas actividades a mediados del presente siglo y el reclamo de la ciudad han dado lugar al pueblo que hoy conocemos.

Todo esto es historia y está en los documentos. Pedroso tiene además otras leyendas hermosas que están en la mente y en la tradición de todos y que no podemos perder. Esto es también parte de nuestro acerbo histórico.

Quién no se acuerda de la tradición que nos cuenta lo acaecido al tratar de labrar la imagen de la Virgen del Patrocinio. Esto ocurría a finales del siglo XVII. El presbítero Juan Matías de Herce nos cuenta:

"Cuando se intentó la obra de esta maravillosa imagen sucedieron tres cosas singulares. La primera fue que tres veces se echaron a suertes sobre el título y siempre salió el de Patrocinio de María Santísima...

La segunda fue, que cuando se cortó la primera madera salió un águila de la eminencia de un árbol.

Y la tercer fue que no teniendo el maestro material correspondiente para la imagen, salió a pasearse y vio venir un tronco por el río y lo sacó del que hizo una de las más bellas imágenes del país".

La tradición popular sitúa la aparición de la Virgen del Patrocinio en el Roble de más de 500 años de antigüedad que se encuentra en el camino de las Viñas, pero nada sabemos de esto como no sea la cancioncilla que dice:

"La Virgen del Patrocinio ni es comprada ni en vendida, que es bajada del Cielo y en el Roble aparecida".

Y al cobijo de este ancestral árbol, testigo mudo de nuestra historia, seguiremos soñando...

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